Que el Ayuntamiento celebre cifras  récord de asistencia como un éxito no puede ocultar la otra cara de la feria: la  incomodidad de quienes acudieron con ilusión y se encontraron con una experiencia  caótica, sin condiciones dignas para disfrutar ni para promocionar los productos como  se merecen

La Feria de la Fresa 2025 en Valsequillo prometía ser una gran cita para celebrar lo  mejor de nuestra agricultura: la fresa, la papa y el millo. Productos que no solo definen  nuestra identidad agrícola, sino que sustentan parte de la economía local y el esfuerzo  diario de decenas de familias agricultoras. Sin embargo, lo que debería haber sido una  jornada de orgullo colectivo, se convirtió en una experiencia frustrante para miles de  personas. 

Las reacciones de quienes asistieron, plasmadas en comentarios públicos, mensajes y  testimonios compartidos tras el evento, ofrecen una imagen muy distinta de la que ha  querido proyectar el Ayuntamiento. Basta con escuchar, ver y leer los cientos de comentarios de residentes y visitantes para constatar que la jornada estuvo marcada por  el descontrol organizativo: atascos interminables, ausencia de policía, falta de  señalización, baños insuficientes, contenedores desbordados y una planificación  claramente superada por la magnitud del evento. Que el Ayuntamiento celebre cifras  récord de asistencia como un éxito no puede ocultar la otra cara de la feria: la  incomodidad de quienes acudieron con ilusión y se encontraron con una experiencia  caótica, sin condiciones dignas para disfrutar ni para promocionar los productos como  se merecen. 

Mientras tanto, el alcalde califica la jornada como “un éxito histórico” por el volumen  de asistentes. Un discurso triunfalista que, lejos de reconocer los enormes y temerarios fallos más que evidentes, pasa por alto el malestar de quienes vivieron una experiencia  caótica. No se puede medir el éxito de un evento solo por cuántas personas acudieron,  sino por cómo vivieron esa jornada, por la calidad del servicio ofrecido y, sobre todo,  

por el respeto mostrado hacia los residentes y el sector agrícola. En ese sentido, el titular  me recordó —salvando las distancias— aquella célebre intervención de Mariano Rajoy  proclamando un entusiasta “¡Viva el vino!” sin reparar en que el contexto no invitaba  precisamente al brindis. Celebrar el caos como si fuera una victoria no solo descoloca:  también revela una preocupante desconexión con la realidad vivida. 

Quienes más pierden con este tipo de eventos improvisados no son solo los asistentes,  sino también, y sobre todo, los agricultores. Personas que trabajan la tierra con  dedicación y sacrificio, que luchan contra la falta de recursos y la escasa atención por  parte de la institución local durante todo el año. La fresa, la papa y el millo merecen un  escaparate mejor que el desorden. Su calidad no puede brillar en medio del colapso  logístico ni del malestar generalizado. Promocionar el campo no se hace llenando un  pueblo de gente sin antes planificar cómo va a funcionar. Se hace con respeto, con  recursos y con sentido común. Y, sobre todo, se hace escuchando al sector y actuando  durante todo el año, no solo con ferias puntuales que dejan más titulares que beneficios  reales. 

La Feria dejó también una profunda huella negativa en los propios vecinos y vecinas de  Valsequillo. Muchos no pudieron salir ni entrar de sus casas por los atascos, otros  soportaron los olores por la ausencia total de baños químicos en zonas clave y de los  contenedores saturados desde temprano, y no fueron pocos los que denunciaron. La 

suciedad, la improvisación y el colapso no pueden normalizarse como el precio del  “éxito”. El impacto del evento no lo sufrieron solo quienes vinieron de fuera. Lo  vivieron en carne propia quienes aquí residen, trabajan y sacan adelante este pueblo  cada día. 

A todo esto, se suma algo aún más preocupante: la temeridad. Organizar un evento de  esta magnitud sin un dispositivo de seguridad adecuado, sin presencia visible de policía y servicios sanitarios, sin rutas de evacuación claras y sin previsión ante posibles  emergencias es, simplemente, una verdadera irresponsabilidad. No se puede jugar con la  seguridad pública ni con la imagen del municipio. Lo ocurrido el pasado fin de semana  debería encender todas las alarmas y jamás deberá volver a ocurrir. 

Si realmente se quiere fortalecer los productos de este municipio, lo que hace falta no es solo repetir ferias y promocionarlas a bombo y platillo, sino garantizar los medios para  mejorar las producciones. Hace falta un aumento real del aporte hídrico, más apoyo a la  

expansión de cultivos, y una política municipal que priorice al sector primario en los  presupuestos, la protección del suelo agrícola, etc… no solo en las fotos. Las ferias  pueden ser herramientas útiles, sí, pero solo si se hacen bien: con planificación,  coordinación y visión a largo plazo. No con improvisación y autocomplacencia. 

Valsequillo es tierra agrícola, y la gente lo sabe. El campo no puede seguir esperando ni  puede ser el decorado de eventos fallidos. La promoción del producto local no puede ser  una excusa para repetir errores año tras año, cuando no es una cosa es la otra. Si de  verdad queremos que la fresa, la papa y el millo tengan mejor futuro, toca pasar del  marketing al trabajo real, muy lejos de los fraudulentos compromisos a los que recurren  permanente. Y eso, por ahora, ni está ni se le espera con este grupo de gobierno. 

Como concejal en la oposición, he sentido vergüenza. Aunque no haya tenido ningún  tipo de responsabilidad, puesto que lo que me toca es hacer la labor de control y  fiscalización, aunque nada tengo que ver con la organización de este evento, no puedo  sino pedir disculpas a todos los vecinos, vecinas y visitantes que se vieron afectados por  lo ocurrido. Lo mínimo que merecen es que se les escuche, se les respete y se actúe con  responsabilidad. Y eso, hoy más que nunca, debe ser el compromiso de cualquier  representante público. Por ello, he solicitado el acceso al expediente completo del  evento para comprobar que todo el procedimiento administrativo se haya desarrollado  conforme a la legalidad y con el rigor exigible. En caso de que se detecten  irregularidades o negligencias, pediremos las responsabilidades que correspondan.  Víctor Navarro Delgado; concejal del PSOE en Valsequillo