El historiador Antonio González Padrón desgrana la extrema personalidad de la reina borbónica el jueves día 9 de febrero, a las 19:00 horas
Dos jóvenes reyes y una pasión ‘entronizada’. La excéntrica Luisa Isabel de Orleans y el frágil Luis I, enfermo de tuberculosis. El argumento supera al de cualquier serie de Netflix. Se trata de la segunda sesión del ciclo de conferencias ‘Mujeres con corona’, que imparte el historiador y cronista oficial de Telde, Antonio María González Padrón. La cita con la historia es el día 9 de febrero, a las 19:00 horas, en la Casa-Museo León y Castillo de la ciudad de los faycanes. La entrada es libre hasta completar aforo.
Se estrenaba la nueva dinastía de los Borbones a la vez que el siglo XVIII, sustituyendo a la ancestral de los Austrias. Felipe V, antes duque de Anjou, había contraído matrimonio por dos veces, y, en este momento, estaba casado con la ambiciosa Isabel de Farnesio. El carácter voluble del rey y sus continuas depresiones hicieron aconsejable que abdicase en favor de su hijo, que reinará con el nombre de Luis I. Luis I fue rey de España desde el 15 de enero de 1724 hasta su muerte 229 días después, lo que convierte a su reinado en el más efímero de la historia de España.
Como explicará en su charla González Padrón, “este joven monarca contraerá matrimonio con una princesa de sangre real, nieta de Luis XIV de Francia. Lo que nadie esperaba fue la sorpresa que el Rey Sol les enviaba”.
La joven contaba entonces con solo 13 años y su futuro esposo, 15. La boda se celebra en el palacio de los duques de Lerma, en Burgos, y se trasladan a la Corte en Madrid. La consumación del matrimonio se hace esperar. La reina no tenía la edad suficiente. Muy pronto, todos descubrieron la verdadera personalidad de Luisa Isabel. “Valgan estos ejemplos”, adelanta el historiador. “Nunca utilizó ropa interior ni zapatos; solía desnudarse, sin mayor pudor, y caminar desnuda por el Alcázar. Se orinaba por los rincones y, a veces, sobre el mismo trono de España. Su falta de higiene era tan grande que su marido es incapaz de acercarse a ella en algunas ocasiones”, relatará el cronista.
Padrón continuará con otras jugosas anécdotas. “Algunos de sus biógrafos relatan cómo, en una ocasión, queriendo reprender al servicio de palacio por no tener limpios los pisos, se quitó toda la ropa y empezó a fregarlos ella misma, de forma obsesiva”. Mientras hacía esto, tanto los guardias de Corps, como los nobles al servicio de la monarquía podían contemplar a la reina, de rodillas en el suelo, como dios la trajo al mundo”.
Esta y otras lindezas brindó a la Corte la esposa de Luis I. Después de unos meses de reinado de su marido, a la muerte prematura de este por tuberculosis, fue enviada de vuelta a Francia con una renta anual de 300.000 ducados. Allí murió, sin ser recibida jamás en la corte francesa, en el Palacio de Luxemburgo y con una creciente bulimia, así como ataques continuos de histeria que desembocaban en fuertes depresiones. Vivió aislada el resto de su vida.
Las mujeres de la dinastía Borbón
“Ahora, analizaremos las reinas de la primera etapa de la dinastía Borbón”, adelantaba el historiador sobre el nuevo ciclo de conferencias que comenzó en enero en la Casa-Museo León y Castillo. Tras la muerte del rey Carlos II, ‘El Hechizado’, España se encuentra de bruces con una lucha de dos dinastías, los Habsburgo y los Borbones. Las dos codician el imperio español, que aún conserva amplia influencia internacional. La lucha se salda con el triunfo de la familia francesa sobre la austriaca y llega a España Felipe V, duque de Anjou. Este fue el arranque de la historia de una saga que concluirá analizando las figuras de Doña Sofía de Grecia y de la actual reina, Letizia Ortiz Rocasolano.