La integración de ASBA en la futura nueva formación liderada por Teodoro Sosa, crea una profunda división en el partido

La evidencia de que Paco Atta ha nombrado a dedo y controlada solo por él, una Ejecutiva de títeres sin capacidad  en la toma de decisiones y pésimamente organizada, está acabando con la ilusión de los pocos militantes que se acercan por la sede del partido (casi todos ellos por intereses personales) y que, lentamente, sin hacer ruido, están optando por abandonar un barco muy dañado. 

La fuga de militantes es incesante, lo que aumenta la desesperación de un supuesto líder al que la mayoría de dicha militancia valora como «un tipo  irreconocible y desquiciado que solo busca servidores a su causa personal». 

La marcha de Lucía Melián (por razones aún no explicadas), ha dejado en estado crítico no sólo al gobierno, sino también al partido, ya que gente con mucha historia en ASBA, viendo lo que está pasando, están optando por seguir sus pasos. La marcha de la edila más valorada de ASBA es un síntoma muy claro de la descomposición de un partido al que Paco Atta ha llevado a un abismo muy peligroso.

Pero la pregunta que, para empezar este año de esperanzas en cambios profundos, les hacemos a los viejos y auténticos militantes de ASBA, es la siguiente:

¿Dónde está esa militancia que, con criterio propio y por lealtad al partido, se alejó de él por no estar de acuerdo con el funcionamiento interno del mismo, pero que nunca se planteó irse a otro partido en espera de un relevo o de un cambio de sus dirigentes -llámense Paco Atta y Gregorio Peñate-?

Sabemos que esa militancia silenciosa está ahí, sabemos que sufren, sabemos que observan con tristeza lo que está sucediendo, pero todo eso no nos parece suficiente. Moralmente, creemos que están obligados a algo más.

Es obvio que está llegando la hora de dar un paso al frente. El paso firme de un reducido grupo de esos militantes de base capaces de aglutinar y representar a la militancia disconforme con la actual deriva del partido, se nos antoja indispensable en un momento como el actual en que ASBA, definitivamente, se rompe.

 La extrema debilidad orgánica que sufren y sin un liderazgo consistente, ha conducido a ASBA a un deterioro sin precedentes, donde el cisma creado es motivo más que suficientes para plantearse valorar otras vías.

En los próximos días, Paco Atta terminará de abrir en canal a ASBA y se escenificará el final anunciado. En una decisión unilateral, ya lo han adelantado: ASBA se pone del lado de Teodoro Sosa y, previsiblemente, dispuesto a llegar a acuerdos con Coalición Canaria.

Será entonces cuando ese grupo importante de gente leal, aunque apartada, que no ha sido escuchada ni tenida en cuenta en la toma de una decisión tan trascendental, estará en su derecho de tomar otro rumbo. 

Según fuentes cercanas al sector crítico, nadie está hablando crear otro partido, sino que están hablando de, entre toda la militancia que rechaza ingresar en un partido como el que propone Paco Atta, crear un espacio de diálogo y proponer un debate abierto sobre opciones distintas a la integración en un nuevo partido de tendencia política probablemente muy alejada a la de ASBA y a la de Nueva Canarias.

Con un partido y un grupo de gobierno débil y en minoría, muy presionado por la dependencia económica de sus concejales y por la falta de lealtad y de principios éticos de algunos de ellos, la decisión unilateral de Paco Atta solo conduce a la ruptura, una situación que, por desgracia, a estas alturas parece inevitable.

Y es aquí dónde, toda esa gente a la que Paco Atta, Natalia Ramírez y Gregorio Peñate, han invitado a irse del partido, tengan cabida y cuenten con un espacio de apertura, diálogo y negociación con otras fuerzas políticas afines.

Hay mucha gente en Valsequillo con ganas de participar en política, pero en partidos que sean abiertos, democráticos y asamblearios; aglutinar y dar oportunidades a toda esa gente alejada de un partido que ya no le representa puede ser una opción muy reconfortante para ese grupo de personas comprometidas con su pueblo y con ganas de luchar por él desde el ámbito social, cultural y político, en la línea del nacionalismo progresista con el que se han identificado siempre.

Y repetimos la pregunta: ¿Está ese grupo de gente que mencionamos, en disposición de afrontar el reto que propone la militancia más comprometida y crítica?

Nos consta que sí y que solo hay que hurgar un poco entre los militantes desencantados de ASBA para encontrar la respuesta. Todo el mundo en Valsequillo es consciente de que, a pesar de su resistencia numantina a marcharse, Paco Atta es, desde hace ya varios años, un político más que amortizado. Por su talante y forma de gobernar ha conseguido que ningún partido de la actual oposición quiera integrarse en su gobierno y por más ofertas que proponga, no encuentra otro socio para fortalecer su coalición de gobierno con Coalición Canaria. El síntoma es claro: ni él, ni Fabiola Calderín, inspiran confianza a nadie.

Según el entorno crítico de ASBA, hay  propuestas que, supuestamente, están sobre la mesa y solo se necesita que ese grupo de personas relevantes, capaces y con cierta trayectoria en el partido, sean lo suficientemente valientes para afrontar el reto de trabajar en esa posibilidad desde la más absoluta convicción de que hay otras vías mucho más democráticas que la que ha impuesto Paco Atta en su partido.

El empeño del alcalde por abandonar Nueva Canarias sólo responde a una postura muy personalista y egocéntrica ya que, ante la debilidad tan manifiesta de su gobierno en minoría, anda buscando nuevos refugios a la sombra de Teodoro Sosa, con la vista puesta en garantizarse un lugar relevante en el nuevo partido y la posibilidad de tener acceso directo a un hipotético gobierno en el Cabildo de Gran Canaria a partir de 2027.

Paco Atta sabe que su trayectoria política en Valsequillo está llegando a su fin con más pena que gloria y busca nuevos horizontes a costa de abrir en canal al partido más influyente de la reciente historia democrática de este municipio. 

Su ego y su vanidad se manifiestan una vez más de manera explícita, mientras divide y hunde a su partido sin remordimiento alguno.

A día de hoy, Paco Atta no es ni la sombra de sí mismo.