Héctor Suárez, Pilar Mesa, Alejandro Ramos (portavoz del PSOE), José Luis Macías (portavoz de Nueva Canarias) y Esmeralda Cabrera (Vox). Todos ellos deberían estar plantando cara al gobierno de Juan Antonio Peña, y sin embargo, cada vez dan más la impresión de estar jugando al escondite con la verdad: callando, silenciando y negociando como si la política municipal fuera un mercadillo de favores

En ‘El Pulso’, Florentino López Castro soltó una bomba que ya muchos sospechaban: en Telde, parte de la oposición no fiscaliza al gobierno porque está demasiado ocupada pactando enchufes para sus afiliados en empresas públicas. Así de sencillo y así de grave.

Lo que debería ser un contrapeso democrático se ha convertido en una mesa camilla de favores donde cada partido mete la cuchara: PSOE, Nueva Canarias, Vox… y con nombres propios que no se esconden: Héctor Suárez, Pilar Mesa, Alejandro Ramos (portavoz del PSOE), José Luis Macías (portavoz de Nueva Canarias) y Esmeralda Cabrera (Vox). Todos ellos deberían estar plantando cara al gobierno de Juan Antonio Peña, y sin embargo, cada vez dan más la impresión de estar jugando al escondite con la verdad: callando, silenciando y negociando como si la política municipal fuera un mercadillo de favores.

Un teatrillo muy caro

Los concejales de la oposición cobran de lo público, unos con sueldos fijos como portavoces liberados y otros a través de dietas por asistir a plenos y comisiones. En cualquier caso, todos cobran con cargo al bolsillo de los vecinos. Y lo mínimo que se espera es que a cambio hagan su trabajo: fiscalizar al gobierno. Pero lo que vemos es todo lo contrario: discursos blandos, plenos sin debate real y una oposición que parece más una comparsa subvencionada que un bloque de control.

Florentino lo resumió con un dardo directo: “Si se confirma este pacto, estamos ante una estafa a la soberanía popular”. Y es que, ¿qué mayor fraude puede haber que utilizar la representación ciudadana para negociar puestos de trabajo?

El enchufismo como deporte local

En Telde, el enchufismo se ha convertido en el deporte más practicado, mucho más que el fútbol en Las Remudas. Cada legislatura trae su lista de beneficiados: familiares, amigos, afiliados y simpatizantes que terminan “colocados” en empresas municipales, aunque no tengan experiencia ni méritos. Y lo más grave: con la complicidad de una oposición que debería fiscalizar y no callar.

Ahí están los nombres:

•Héctor Suárez, que salió del gobierno acusado de enchufismo y hoy guarda un silencio sospechoso.

•Pilar Mesa, cada día más invisible, más preocupada por no incomodar que por ejercer de oposición.

•Alejandro Ramos, portavoz del PSOE, que hace tiempo cambió el tono crítico por un perfil bajo que encaja demasiado bien con el pacto encubierto.

•José Luis Macías, portavoz de Nueva Canarias, con una oposición que brilla por su ausencia.

•Esmeralda Cabrera, de Vox, que un día prometió levantar alfombras y ahora parece que se ha quedado sin escoba.

No es casualidad que Florentino, en la entrevista, invitara a los ciudadanos a releer el artículo publicado en Onda Guanche sobre este pacto encubierto. Un texto que, como él mismo subrayó, “no tiene desperdicio” y que pone negro sobre blanco lo que la mayoría intuye pero pocos se atreven a decir.

Una estafa democrática

El resultado es demoledor: ciudadanía engañada, servicios hundidos y un gobierno que se mueve cómodo, sin presión ni fiscalización real. Porque cuando la oposición está domesticada, el gobierno vive en un spa permanente: todo masaje y cero control.

En este contexto, los vecinos de Telde vuelven a pagar el pato: pagamos los sueldos y las dietas de concejales de oposición que en lugar de defendernos se convierten en comparsas de un alcalde con ínfulas de protagonista único.

El sarcasmo final

En Telde ya no hay oposición, hay oposición de pega. Es como comprar un queso de tetilla y descubrir que está relleno de aire. La única transparencia que vemos es la del cristal de la puerta por donde entran los enchufados.

Y mientras tanto, los vividores en exclusiva del presupuesto —gobierno y oposición incluidos— siguen engordando, felices, a costa de los vecinos. Porque aquí no importa fiscalizar ni mejorar la ciudad, lo único que importa es no quedarse fuera del reparto del cortijo. Juan Santana, periodista y locutor de radio