Sin embargo, en Valsequillo, el actual gobierno ha convertido la  excepcionalidad en norma, la opacidad en estrategia y el abuso de poder en su forma de  gobierno. Frente a esta situación, se hizo urgente devolver el control y la fiscalización al  Pleno municipal y corregir los excesos que han ido marcando esta legislatura

La gestión municipal no es un juego de intereses ni un escaparate de privilegios, sino un  compromiso con la ciudadanía basado en la transparencia, la eficiencia y el respeto  institucional. Sin embargo, en Valsequillo, el actual gobierno ha convertido la  excepcionalidad en norma, la opacidad en estrategia y el abuso de poder en su forma de  gobierno. Frente a esta situación, se hizo urgente devolver el control y la fiscalización al  Pleno municipal y corregir los excesos que han ido marcando esta legislatura. 

La reflexión que aquí expongo surge a raíz de lo sucedido en el pleno del pasado 12 de  marzo de 2025, una sesión que dejó en evidencia las carencias de la gestión municipal, la  falta de disposición al diálogo por parte del gobierno y su desprecio por el debate  constructivo. Durante el debate, las medidas propuestas no solo fueron desoídas en su  argumentación técnica y objetiva, sino que fueron replicadas con falsedades, insultos y un  lenguaje inapropiado para lo que se espera de los responsables públicos. En lugar de un  intercambio de ideas basado en datos y responsabilidad institucional, lo que  presenciamos fue un ataque hacia lo personal con calumnias y difamaciones. Lejos de  argumentar con cifras y hechos, el grupo de gobierno recurrió a descalificaciones y  afirmaciones tergiversadas que solo buscan una estrategia de desinformación y la difusión  de afirmaciones fuera de contexto para desacreditar una propuesta legítima y necesaria. 

Por si esto fuera poco, el alcalde sigue intentando responsabilizar a la oposición de sus  propios fracasos, acusándola de bloquear la gestión municipal. Sin embargo, los hechos  puestos sobre la mesa con datos, demuestran todo lo contrario. Es el propio gobierno el  que no es capaz de sacar unos presupuestos en tiempo y forma, el que tiene una ejecución presupuestaria que apenas supera el cincuenta por ciento, el que pierde subvenciones devolviéndolas con el pago de intereses millonarios y gestiona de manera deficiente los  recursos públicos. No es la oposición quien genera la parálisis, sino una forma de gobernar  basada en la imposición, la constante improvisación y la falta de diálogo. 

Todo esto me lleva a una reflexión inevitable: ¿Es esta la forma en la que queremos que se  gobierne nuestro municipio? Porque si la única respuesta que este gobierno encuentra a  sus errores es la descalificación y la desinformación, entonces es evidente que no están a  la altura del desafío que implica gobernar con responsabilidad. 

De cara al futuro, es indispensable recuperar los valores que deben guiar una gestión  pública comprometida: honestidad, participación y equidad. La única salida viable para  este municipio es el diálogo, el consenso y la toma de decisiones de manera colectiva. Así  lo he defendido en el Pleno y lo seguiré defendiendo en todos los espacios posibles. No se  trata de derribar por derribar, sino de corregir lo que se ha torcido y garantizar que la gestión  municipal no sea un ejercicio de imposición, sino un verdadero espacio de construcción  democrática. Se acabó el tiempo de las decisiones tomadas en la sombra; la ciudadanía  merece una gestión clara, responsable y, sobre todo, justa. 

El cambio ya ha comenzado. Ahora es responsabilidad de todos y todas para que no haya  marcha atrás. Victor Navarro; portavoz del PSOE de Valsequillo