La política, efectivamente, puede ser un escenario de batallas internas… pero también un excelente pretexto para que ciertos cronistas reciclados desde la jubilación jueguen a la novela por entregas, disfrazando de análisis lo que no deja de ser un ajuste de cuentas a la vieja usanza. Qué cosas.

Igual tampoco se pueden hacer “trabajitos a lo rata” estando jubilado. Por si acaso hay que recordarlo, aunque a algunos se les olvide entre columna y columna…

La política, efectivamente, puede ser un escenario de batallas internas… pero también un excelente pretexto para que ciertos cronistas reciclados desde la jubilación jueguen a la novela por entregas, disfrazando de análisis lo que no deja de ser un ajuste de cuentas a la vieja usanza. Qué cosas.

Porque claro, hay bajas médicas y bajas médicas. Las hay por salud, por presión, por desgaste… y también por puro sentido común, cuando la política se convierte en un ring donde la pelea no es solo contra la oposición, sino también contra los fantasmas de casa. Pero ojo: que alguien asista a un concierto o a un acto cultural no invalida ni su malestar ni su derecho. Aunque claro, eso quizás no da para tanto titular.

Lo que sí da para titular —aunque a algunos ya ni les toque— es esa nostalgia por seguir moviendo los hilos, opinando sin responsabilidad, señalando sin pruebas y, de paso, dejando caer que uno todavía manda algo, aunque sea desde la sombra de una jubilación dorada y convenientemente olvidada en el relato.

Y por cierto: trabajar en domingo, además de jubilado y para el enemigo… eso se factura doble. Aunque sea en columnas, que no cotizan, pero desgastan igual. Juan Santana, periodista y locutor de radio