En esta entrevista concedida a ONDAGUANCHE habla con humildad y franqueza, sin disfrazar sus dudas, sin prometer imposibles, sin intentar blanquear el pasado. Reconoce sus errores, se muestra agradecido por el cariño recibido y, sobre todo, se plantea si no tendrá la obligación moral de dar un paso más
No es fácil tomar la palabra cuando uno ya fue alcalde. No es fácil volver a plantearse dar un paso al frente cuando lo que uno más valora es la tranquilidad y el respeto ganado con los años. Pero a veces, el silencio de un ex se rompe no por deseo propio, sino por la insistencia, cada vez más sentida, de quienes te paran por la calle, te miran a los ojos y te preguntan con preocupación: “¿Y tú, Paco, no podrías hacer algo?”.
Paco Valido no anuncia nada, no presume de nada y no viene con recetas mágicas. Pero en esta entrevista, habla con humildad, serenidad y franqueza. Reflexiona, escucha, asume sus errores y deja abierta la puerta a una posible vuelta a la política municipal. No por nostalgia, ni por ambición, sino por un profundo sentido de responsabilidad hacia una ciudad que —según él— está perdiendo el rumbo.
A continuación, la entrevista completa con quien fue alcalde de Telde, hoy convertido de nuevo, por petición de muchos, en una voz que algunos quieren volver a escuchar con más fuerza.
El exalcalde de Telde, Paco Valido, rompe su silencio y confiesa que está valorando seriamente su regreso a la política municipal. No lo hace desde la nostalgia, ni por ambición, ni porque lo eche de menos: lo hace porque siente el clamor silencioso —y a veces desesperado— de quienes se acercan a él con humildad, con respeto y con la esperanza de que aún se pueda cambiar el rumbo de la ciudad.
En esta entrevista concedida a ONDAGUANCHE habla con humildad y franqueza, sin disfrazar sus dudas, sin prometer imposibles, sin intentar blanquear el pasado. Reconoce sus errores, se muestra agradecido por el cariño recibido y, sobre todo, se plantea si no tendrá la obligación moral de dar un paso más.
Paco, volvemos a verle en boca de muchos. ¿Cómo está viviendo todo esto?
Con mucho respeto. Y con cierta carga emocional, no lo voy a negar. No esperaba este movimiento, ni lo he buscado. Pero desde hace un tiempo, muchas personas se me han acercado en la calle, en el mercado, en un bar, o simplemente por mensajes… y todos me repiten lo mismo: “esto no puede seguir así”, “alguien tiene que dar un paso”. Al principio, pensé que era algo puntual. Pero se ha repetido tanto, con tanto sentimiento, que uno empieza a preguntarse: ¿y si de verdad puedo ayudar?
¿Qué es lo que le dice la gente? ¿Cómo lo interpreta?
No me lo dicen como si me estuvieran aplaudiendo. Me lo dicen casi con angustia. Con el corazón en la mano. Me paran y me dicen: “Paco, esto no puede seguir así, necesitamos que alguien dé la cara otra vez”. Y no son viejos compañeros de partido ni simpatizantes de siempre. Son vecinos que no militan en nada. Gente que no quiere ver más promesas vacías, sino soluciones concretas. Esa manera de hablarme me ha hecho pensar mucho. Porque no me están pidiendo un favor a mí, me están pidiendo que no los deje solos.
¿Cómo se siente al escuchar eso?
Conmovido, pero también con una carga de responsabilidad enorme. Porque yo no soy ningún salvador. Fui alcalde en un momento muy duro, cometí errores, aprendí, crecí… Pero cuando tanta gente que no tiene nada que ganar te mira a los ojos y te dice: “piénsalo”, uno no puede simplemente seguir de largo. No me siento con derecho a hacer oídos sordos.
¿Le duele ver cómo está Telde hoy?
Mucho. Esta ciudad fue, durante un tiempo, un ejemplo de impulso y de ilusión. Con sus problemas, sí, pero con ganas de avanzar. Hoy noto que hemos normalizado el abandono, el descuido, la falta de rumbo. Se gobierna desde las redes sociales, se improvisa, se promete sin medir consecuencias… y lo más grave: la gente ha perdido la esperanza. Y eso es lo peor que le puede pasar a una ciudad.
¿Y no teme que al volver se le recriminen errores del pasado?
Sería lógico, y lo acepto. Yo no vengo a decir que lo hice todo bien. Lo que sí puedo asegurar es que nunca tomé decisiones desde la soberbia, ni desde el interés propio. Goberné con honestidad, con cercanía, y dando siempre la cara. No me escondí entonces, no me escondería ahora. Si vuelvo, será para aprender de lo vivido y con humildad hacerlo mejor, no para justificar lo que ya pasó.
¿Tiene ya un plan claro de lo que haría si volviera?
No me gusta hablar de “mi” plan, porque esto no puede ser una aventura personal. Pero sí tengo claro que Telde necesita medidas urgentes y otras a medio plazo. Lo primero es recuperar los servicios básicos: limpieza, seguridad, baches, semáforos, alumbrado, tráfico. Lo segundo es mirar al futuro: abrir el nuevo mercado, reactivar San Gregorio, revisar el Plan General, apoyar a las pymes, buscar soluciones reales para el acceso a la vivienda, especialmente para los jóvenes. No son ideas milagrosas, pero sí posibles, si se trabaja con voluntad real.
¿Y el equipo? ¿Con quién iría?
Con gente nueva. Con personas que no vayan a servirse de la política, sino a servir desde ella. Esto no puede ser un reparto de sillas, ni una vuelta a lo de siempre. Si no es para sumar honestidad, trabajo y compromiso, prefiero no dar el paso. Yo ya viví esa etapa, y lo que menos quiero ahora es repetir viejas dinámicas. Si vuelvo, será con otro espíritu. Más tranquilo, pero más firme.
¿Cómo definiría su proyecto para Telde, si finalmente lo confirma?
Como un proyecto sereno, realista, con sentido común, pero también con ambición. No quiero fuegos artificiales, ni campañas espectaculares. Quiero escuchar, construir desde abajo, trabajar por la ciudad que merecemos. Que la ciudadanía vuelva a sentirse parte de algo. Que el ayuntamiento vuelva a estar con la gente, en la calle, no escondido en un despacho o en las redes. No se trata de hacer milagros, se trata de hacer con humildad lo correcto.
¿Ya hay fecha para decidirlo?
Estoy en esa fase final de reflexión. No me gusta improvisar. Pero si todo sigue igual y la ciudadanía sigue hablándome con esa claridad, tendré que tomar una decisión pronto. Será meditada, responsable y sin medias tintas. Si voy, voy con todo, pero con los pies en la tierra.
¿Y qué le dice hoy a la gente que le para en la calle, que le pide que vuelva?
Que gracias. Que no saben lo que significa para mí ese gesto de confianza. Que no tengo una varita mágica, pero sí muchas ganas de trabajar por mi ciudad. Que no vengo a figurar, ni a buscar un sitio. Si vuelvo, será con humildad, con entrega y con el corazón puesto en Telde. Porque si uno puede ayudar… entonces, ¿cómo no intentarlo?
Juan Santana, periodista y locutor de radio