El pasado martes, 26 de agosto, un pleno que tenia que ser tranquilo se convirtió en un espectáculo lamentable por culpa de Francisco Atta y Fabiola Calderín. La sed de venganza contra Lucía Melián les llevó a traspasar todos los límites. Afortunadamente, los hechos y sus propias declaraciones, les desmienten a ellos mismos. No hace falta que nadie más lo haga. Su incoherencia es tan grande que son capaces de decir hoy una cosa y mañana la contraria. Afortunadamente, lo tenemos documentado. Y ellos solitos, se ponen en evidencia.