Corría el año 2004 y algunos soñaban con chefs de estrella Michelin formados entre la brisa atlántica y las croquetas de laboratorio. Hoy, 21 años después, el edificio es más un set de película de terror que un lugar de aprendizaje. Polvo, telarañas y carteles que ya ni se leen. Eso sí, lo que sigue intacto es la falta de gestión

Este viernes en “Tertuliando desde la resistencia en Telde” volvió a sentarse a la mesa —no de un restaurante, porque el que había está cerrado— para servirse otra buena dosis de realismo crítico, salpimentado con humor, memoria selectiva (de la buena) y una pizca generosa de indignación ciudadana.

El plato fuerte, como no podía ser de otro modo, fue el ya legendario Restaurante Escuela de Melenara, aquel centro de formación en hostelería que en su día se inauguró con corbatas, sonrisas institucionales y promesas de grandeza culinaria. Corría el año 2004 y algunos soñaban con chefs de estrella Michelin formados entre la brisa atlántica y las croquetas de laboratorio. Hoy, 21 años después, el edificio es más un set de película de terror que un lugar de aprendizaje. Polvo, telarañas y carteles que ya ni se leen. Eso sí, lo que sigue intacto es la falta de gestión.

Y aquí entra en escena un personaje ya habitual en nuestras tertulias: la concejala de Playas, María Calderín, también conocida —con cariño— como la ilusionista institucional, porque ha logrado desaparecer de cada conversación sobre gestión sin que nadie sepa cómo. Los tertulianos se preguntan, con toda la ironía posible: ¿ha hecho algo para reactivar el Restaurante Escuela? ¿Ha intentado al menos localizar el número del dueño del solar de al lado para negociar su uso como aparcamiento veraniego? ¿O está esperando a que las mareas hablen?

Porque claro, llega el verano, llegan los bañistas… y los aparcamientos se evaporan. Como siempre. El solar está ahí. Lleva años ahí. Más tiempo que algunas promesas de campaña. Pero el esfuerzo —ese verbo tan temido por algunos políticos locales— parece no haber llegado aún a las costas de Melenara.

Eso sí, como no todo es crítica por el gusto de criticar, los tertulianos lanzaron un mensaje constructivo al actual grupo de gobierno: “Hagan lo posible, lo imposible y hasta lo improbable para que el Restaurante Escuela vuelva a ser una realidad”. Hablen con el Gobierno de Canarias, toquen puertas, muevan expedientes, levanten teléfonos y si hace falta, usen humo blanco para que vuelva a funcionar un espacio que podría generar empleo, formar a jóvenes y revitalizar la zona. ¿Es mucho pedir? Tal vez. Pero para eso están gobernando… o eso suponemos.

Y pese a tanto abandono institucional, aún queda un poco de esperanza. Esta edición de la tertulia contó con la participación del periodista, Antonio Sánchez y del presidente y nuevo portavoz de Nueva Canarias en Telde, José Luis Macías, quien —según relatan los asistentes— está decidido a poner orden en su casa política y a devolverle a NC el prestigio que tuvo en la era Paco Santiago. Esa etapa en que Telde no solo se gobernaba, sino que se proyectaba como una ciudad moderna, cohesionada y con ambición de capitalidad.

Macías no vino a vender humo. Escuchó, reconoció errores y asumió retos. “Hace falta volver a la política útil, la que actúa sin necesidad de una foto cada vez que se mueve un bolígrafo”, resumió uno de los tertulianos tras la reunión.

En definitiva, fue una tertulia con sabor a realidad, olor a gestión ausente y chispa de ilusión ciudadana. Porque Telde no se merece seguir atrapada entre ruinas institucionales y solares invisibles. Y si quienes gobiernan hoy no tienen el coraje ni la capacidad de dar soluciones, al menos que no estorben… o que empiecen por matricularse en un curso acelerado de gestión municipal.
Y si necesitan aula: ahí tienen el Restaurante Escuela de Melenara solo tienen que abrirlo.