No hablamos de un rumor de bar, hablamos de números negros sobre blanco. Facturas repetidas, contratos adjudicados a dedo, pagos que no cuadran ni con el mejor Excel. Florentino lo explicó con claridad: “son papeles que deberían estar ya en la Fiscalía Anticorrupción, no guardados en un cajón como cromos”

Cuando la política calla y la prensa a sueldo aplaude, el hedor de Gestel habla por sí solo. Lo dijo Florentino López Castro en ‘El Pulso‘ y lo repite en Onda Guanche cada vez que toca el tema: Gestel es el espejo de la decadencia de Telde. Y no lo dice por capricho, lo dice porque tiene en la mano documentos y facturas que harían ruborizar hasta al más fresco.

No hablamos de un rumor de bar, hablamos de números negros sobre blanco. Facturas repetidas, contratos adjudicados a dedo, pagos que no cuadran ni con el mejor Excel. Florentino lo explicó con claridad: “son papeles que deberían estar ya en la Fiscalía Anticorrupción, no guardados en un cajón como cromos”.

Ahí están, por ejemplo, las facturas de servicios culturales inflados, donde se paga lo mismo dos veces por el mismo trabajo. O facturas de eventos inexistentes, donde el papel aguanta todo, pero el escenario jamás se montó. Y no olvidemos las contrataciones opacas a empresas amigas, siempre las mismas, siempre con la misma tarta bien repartida.

¿Y qué hace la oposición? Pues mirar para otro lado. Algunos porque han probado también la tajada, otros porque no quieren abrir la nevera y encontrarse con el hedor. Florentino lo resumió perfecto: “Es un delito flagrante que todo el mundo ve, pero nadie denuncia”.

La ironía de todo esto es que para inaugurar bancos en plazas o hacerse selfies en procesiones, ahí sí corren todos. Pero cuando se trata de llevar papeles a la Fiscalía, se quedan paralizados como si hubieran visto al mismísimo diablo en San Gregorio.

Y ojo, no se trata de inventar nada, como sí se inventa en el de la Actualidad la audiencia de su página web, poniendo datos falsos para inflar su importancia mediática. Aquí hablamos de documentos reales, con nombres, números y facturas firmadas. Los tuvo en sus manos Esmeralda Cabrera, los pidió en pleno Héctor Suárez, y al final todos acabaron en silencio. Silencio que, en política, significa complicidad.

La conclusión es dura pero clara: Gestel no es solo una empresa municipal, es el chiringuito perfecto para blanquear amiguismos. Mientras tanto, los ciudadanos pagan la fiesta sin invitación.

Por eso, lo vuelvo a decir con Florentino: esos papeles tienen que acabar en la Fiscalía Anticorrupción. Y si no llegan, será porque hay demasiada gente que vive cómoda como vividores en exclusiva del presupuesto, personajes que hacen de lo público su cortijo particular y que se alimentan del dinero de todos mientras la ciudad se queda atrás.

Y mientras tanto, que nadie se engañe: los vividores en exclusiva del presupuesto seguirán engordando a costa de los vecinos, felices y satisfechos, mientras Telde se hunde en basura, baches y promesas vacías. Juan Santana, periodista y locutor de radio