El circuito ‘Itineraria’ del Cabildo inaugura el viernes día 15 de septiembre en el Centro Cultural El Mocán una muestra del artista, cuya obra se caracteriza por su particular y contundente estilo indigenista

 Octavio del Toro (Gran Canaria, 1966) rinde homenaje a la enigmática figura de la harimaguada aborigen en la exposición que inaugura el día 15 de septiembre en el Centro Cultural El Mocán, situado en la Plaza Sarmiento y Coto del municipio de Mogán.

La citada exposición, que podrá contemplarse en el mencionado espacio cultural hasta el día 6 de octubre, forma parte del Circuito ‘Itineraria’ que impulsa el la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario a través de su Centro de Artes Plásticas, en estrecha colaboración con los municipios de la isla. La exposición ‘Harimaguadas’, que cuenta con la estrecha colaboración del Ayuntamiento de Mogán, permanecerá abierta de lunes a viernes, de 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 20:00 horas. Dicha exposición recorrerá con posterioridad otros municipios.

Las contundentes figuras de Octavio del Toro ocupan con sus volúmenes todo el espacio disponible en la arpillera que utiliza como base para las obras que conforman esta muestra.

Harimaguada o maguada era el nombre con el que se denominaba a una serie de mujeres dedicadas, entre otras cosas, a ciertos rituales y al culto entre los antiguos canarios. Eran intermediadoras entre lo terrenal y lo divino, siendo unas figuras muy respetadas por la sociedad de aquel momento. La visión particular del artista sobre su figura y el lugar que ocupaban en la sociedad prehispánica centra la reflexión sobre la que gira esta exposición. “Para mí constituyen la representación de la importancia de la mujer”, explica del Toro, “tanto en aquella sociedad como pienso que, actualmente, en la nuestra”.

La interpretación que el pintor grancanario lleva a cabo de estas mujeres sacerdotisas en forma de figuras, ídolos y estatuillas se caracteriza por la recreación de sus rutinas. En las imágenes del artista (acrílicos sobre arpillera de distintos tamaños) las harimaguadas realizan sus rituales, sus ceremonias de verter leche, manteca, (quizás agua) en cazoletas, entre riscos, en medio de un paisaje no por más o menos inventado, sí reconocible, de montañas, roques, dragos, palmeras y tabaibas. “Me pregunto si, ante los sobresaltos en los que vivimos actualmente día sí, día no, no necesitaríamos otra vez de la intervención de esas harimaguadas”, reflexiona el pintor.

El indigenismo de Antonio Padrón es uno de los principales referentes para Octavio del Toro que, iniciado primero en la escultura, desarrolla su actividad artística de forma paralela a su labor como docente en la emblemática Escuela Luján Pérez, cuna de la formación de las mejores generaciones de artistas que ha dado la isla. El misterio del mundo íntimo femenino y el misticismo son dos temas recurrentes en esta corriente artística. En el caso del galdense Antonio Padrón, se personifica en la figura de la santera, mujer que representaba el mundo espiritual y oculto del universo femenino tradicional en Canarias.