La Casa-Museo León y Castillo de Telde acoge el jueves día 15 de febrero, a las 19:00 horas, la segunda sesión del nuevo ciclo
Fernando León y Castillo y Benito Pérez Galdós, historia de una amistad atemporal. La Casa-Museo León y Castillo de Telde acoge el día 15 de febrero, a las 19:00 horas, la segunda sesión del nuevo ciclo que dirige el historiador y cronista oficial de la ciudad de Telde, Antonio María González Padrón, dedicada, en esta ocasión, a la íntima relación entre el novelista y el diplomático a lo largo del tiempo. ‘Los amigos y amigas de Fernando León y Castillo’ son charlas dedicadas a aquellas personalidades que jugaron un papel decisivo en la vida del político y grancanario, en la esfera cultural, política y social de una época caracterizada por la restauración de la monarquía de los Borbones en España. El ciclo tendrá una cita mensual desde enero hasta junio, con asistencia libre y gratuita.
Personajes como la Reina María Cristina de Habsburgo, su hermano Juan León y Castillo, literatos como Galdós y Emilia Pardo Bazán, el político Práxedes Mateo Sagasta o el pintor Raimundo Madrazo y Garreta son objeto de interpretación y análisis en este nuevo ciclo de conferencias.
‘Benito Pérez Galdós, el amigo de la infancia, juventud y madurez’, se titula la charla. El historiador se remontará a la primera juventud de don Fernando para recordar cómo, después de su hermano Juan, ocupó sus días de estudios y juegos continuados con Benito Pérez Galdós. “El joven era despierto, un poco taciturno, poseedor de un ingenio nada común para la creación artística, tanto para las llamadas artes plásticas, sobre todo el dibujo y la acuarela, así como para la literatura y la música”, recordará el conferenciante
Su amistad germinó desde que compartieron aula en el Colegio de San Agustín, del barrio de Vegueta en Las Palmas de Gran Canaria, “a pesar de la diferencia de edad, pues Benito era un año menor que él”, recordará Padrón. Fernando permanecía allí en régimen de interno y Benito, como externo, ya que la casa de este último se encontraba tras cruzar el Guiniguada, en el populoso y mercantil barrio de Triana.
Juntos, idearon numerosas actividades escolares: concursos de poesía, de redacción, de relatos cortos, conferencias de historia, literatura, viajes, así como un periódico. Éste venía a informar sobre diferentes aspectos de la vida académica, tales como fechas de exámenes, lecturas recomendadas, eventos sociales destacables -tanto en el centro escolar como fuera de él- horarios de misas, adquisiciones bibliográficas para la biblioteca escolar, biografías de personajes célebres de la historia y opiniones varias sobre el estado de la ciudad y la isla. “Eran dos folios que se escribían a mano por las dos caras. El trabajo era ímprobo y los jóvenes reproducían hasta 20 veces los diferentes textos”, asegura el cronista.
Más tarde, se vuelven a encontrar como estudiantes en Madrid, y ahí conviven en la misma pensión, compartiendo penurias, clases en la Facultad de Derecho y aficiones periodísticas. “Aunque ideológicamente se fueron separando, siempre mantuvieron una estrecha colaboración en lo intelectual y una gran y profunda amistad”.
La muerte de su amigo Fernando León y Castillo supuso un duro bache emocional para un Galdós ya anciano y ciego. Según su hija María, el literato español lloró durante días la muerte de su amigo, que él calificó “del alma y de siempre”.