Juan Dávila-García. Radiotelegrafista del Estado

El comportamiento de SM., Felipe VI al no levantarse cuando los ujieres colombianos exhibieron en una –urna de cristal- la espada que utilizó en sus campañas guerreras Simón Bolívar y usó matando a muchos españoles en sus batallas independentistas, está –el comportamiento del rey Felipe VI está más que justificado-, que la izquierda española totalmente radicalizada opte por criticar al Rey por esta acción justa y fiel a los principios de lo que pensamos muchos españoles de bien-, es una prueba más de su inadecuada radicalización y de su aproximación a estos países donde impera el latrocinio, el narcotráfico y la inestabilidad, de donde reciben dinero a manos llenas para seguir cometiendo sus atrocidades.

 Felipe VI no cometió ningún tipo de delito ya que se limitó a no rendirle -pleitesía a un símbolo destructor- que se ha convertido en todo “un símbolo nacional para los países donde la supervivencia de sus habitantes pende de un hilo ya que sus nuevos líderes son prototipos de las dictaduras más encarnizadas y criminales de la Tierra”, así tenemos a Perú liderado por Castillo, Venezuela por el –chavista Maduro-, ahora Colombia por Gustavo Petro, Daniel Ortega en Nicaragua, Miguel Díaz Canel en Cuba, Ecuador, Bolivia e incluso Chile, que se han convertido en los paladines de la izquierda más dañina que comulgan con los Iglesias, Monedero, Errejón, Echenique, Belarra, Irene Montero, que son una verdadera –caterva- de –ignorantes – de la “política ilustrada”, que han recibido y siguen recibiendo grandes cantidades de dinero procedente su mayoría del narcotráfico para promocionar a ese partido –Podemos- que desde mi punto de vista debería ser –borrado- de la lista donde figuran como tal.

“Según el protocolo Felipe VI obró con total honestidad, -una espada aunque sea de un libertador en este caso de Simón Bolívar, (San Martín, Sucre u otros) no tiene ningún significado como símbolo nacional de un estado, quien tiene ese honor es solo la “Bandera” que a su paso obliga a todos los asistentes a un evento de estas características, a ponerse en pie y saludarla incluso hacerle una pequeña reverencia, y así como también al personal civil a llevarse la mano al “pecho”, como prueba de acatamiento”.

 “Ya nadie se acuerda del infame despropósito cometido por José Luis Rodríguez Zapatero siendo líder de la oposición socialista hace unos años en el desfile del día Nacional de España, que cuando pasó,             una representación del ejército de los EE.UU., con la bandera y varios símbolos de los diferentes cuerpos (marines, tropas especiales,…) que desfilaban, y este sujeto se volvió de espaldas negando así el reconocimiento de este país aliado”. 

  Decir al respecto que de Zapatero se podía esperar cualquier cosa, su semblante –propio de un ser anormal, y que carecía de un hálito de lucidez-, creo en USA una repulsa hacía España que duró algunos años, sin embargo su repercusión no tuvo esta reacción tan maligna y siniestra que se ha generado contra el Rey por esa acción ajustada al protocolo, que ha liado la izquierda radicalizada, que intenta con el apoyo del cobarde y traidor de Sánchez –eliminar la corona ojo al dato-.

 Como español que cumple con sus obligaciones y deberes, -me asiste en derecho de opinar sobre la forma de comportarse de SM-, máxime cuando su comportamiento sea aceptado por todos los españoles.  donde el Rey acreditó su liderazgo poniendo las cosas

en sitio.

 España se ha vuelto a dividir en –rojos y azules- donde la querencia de la transición ha desaparecido, estos dos –anacrónicos esperpentos, Zapatero y Sánchez se han cargado el espíritu predicado por “Adolfo Suárez, líder indiscutible de la transición, que cuando se le preguntó ¿el porque de la legalización del partido comunista, del PSOE, de los republicanos catalanes, y de otras minorías ideológicamente de izquierdas, su respuesta no se hizo esperar, manifestando “la nueva España que se inicia ahora tiene que ser plural, formándose con toda la gente que quiera venir hacerla grande, y llevarla al lugar que le corresponde históricamente”, pasaron los años y todo fue bien hasta que surgieron estos –dos monstruos desconocedores de la política-, que acabaron con la unidad, la buena vecindad y la armonía existente propiciado por su infame y desleal comportamiento como presidentes del gobierno de España.