Sin duda, Juan A. Peña, olvidó lo que es el valor de la «representación digna de la institución», mancilló la ejemplaridad y desconoció por completo lo que es el respeto institucional (y personal) básico en el ejercicio de su importante función. Su conducta trasladan una imagen que afecta a Telde y a la ciudadanía de este municipio
Lo acontecido ayer en el día grande de la patrona de los grancanarios, con el comportamiento del Alcalde de Telde, no se puede repetir, además de llegar a la Basílica acompañado de su amigo personal-que no tiene ningún cargo institucional- se permitió el lujo de querer meterlo en la recepción de autoridades que cada año se celebra en el patio de la histórica casona de los Manrique de Lara, patronos de la Virgen, donde la responsable de la recepción le tuvo que espetar que el individuo en cuestión no estaba invitado al acto, que organizaba el ayuntamiento de Teror.
Vaya por delante que a mi la persona de Juan Antonio Peña, no me interesa, el Alcalde de Telde si, porque representa a una gran ciudad que está siendo rebajada una y otra vez por quien debería defenderla con su sangre.
En la actitud nada edificante de Peña hay, al menos, dos problemas, uno institucional y otro ético o de conducta, la quiebra ética e institucional que este alcalde comete un día sí y otro también ya no puede ser silenciada.
¿Que interés tiene el alcalde de Telde, de hacerse acompañar cotidianamente a actos institucionales de un individuo que no tiene ningún cargo institucional, que lejos de ser un ciudadano ejemplar es alguien condenado en firme por la justicia?
¿Cómo se le ocurre a Juan Antonio Peña llevarle a la recepción de autoridades en Teror? ¿Donde se encontraba la jefa de gabinete Victoria Sabroso, que no impidió esta anormalidad?
¿Tendrá algo que ver el cese del anterior jefe de Gabinete, Ángel García, con su firme oposición a que el amigo del Alcalde, pululase por todas las instituciones y de que advirtiera a Peña de lo anómalo de la situación?
La oposición tiene que hacer oír su voz, porque el Alcalde debe actuar con «ejemplaridad», pues le guste más o le agrade menos su figura y su forma de actuar es el espejo en el que los ciudadanos ven a su propio ayuntamiento. Y lo que están viendo es una imagen deplorable de la institución, un deterioro de la reputación del ayuntamiento y una afectación grave de la imagen de Telde.
Sin duda, el Alcalde olvidó lo que es el valor de la «representación digna de la institución», mancilló la ejemplaridad y desconoció por completo lo que es el respeto institucional (y personal) básico en el ejercicio de su importante función. Su conducta trasladan una imagen que afecta a Telde y a la ciudadanía de este municipio.
Repito una vez más, que lo que haga Juan A. Peña con su vida, me importa un comino. Lo realmente relevante es que esa falta reiterada y constante de respeto a la institución en el ejercicio se su cargo, es un mal ejemplo para la ciudadanía y erosiona gravemente la confianza en las instituciones. Maribel Castro; directora de canariasinformativa.com







