Juan Dávila-García. Radiotelegrafista del Estado

En Santa Águeda o el Pajar existe desde hace más de cincuenta años una Industria Pesada que fabrica cemento propiedad de la empresa CEISA, y que cuenta con un muelle donde atracan los buques que transportan el material necesario para la fabricación del citado producto, así como el transporte del “producto ya confeccionado y debidamente empaquetado hacía los diferentes puertos donde residen las empresas a las que van destinados”.

Ese muelle tiene exclusivamente un uso industrial en el que hacen sus operaciones barcos cargueros de diferentes esloras, manga y tonelaje, abasteciéndose además del carburante necesario para la realización de su ruta. 

La llegada del turismo a principios de los años sesenta de la pasada centuria a Canarias, Maspalomas en el término municipal de San Bartolomé de Tirajana, fue adquiriendo un gran auge debido en un principio a la existencia de unas playas excepcionales y las condiciones climáticas donde el –sol- relucía durante los 365 días de año con mayor o menor o menor incidencia según la estación propia de la época (equinoccios y solsticios de primavera-verano y de otoño-invierno), no obstante la graduación climatológica no solía ser excesiva, ni el calor era reverberante (una media en plena canícula) de 30º C., especialmente en los meses de julio y agosto y por el contrario en los meses invernales de enero, febrero y diciembre la temperatura media oscila entre los 21 y 24º C.).

Llegó el momento de convertir Santa Agueda en un enclave turístico de enorme importancia, dada su excelente playa y su bella bahía, pero para que esto fuera posible había que erradicar del lugar la –cementera-, y darle al muelle un nuevo uso -el turístico-, pero no como quiere el gobierno canario “un uso mixto turístico e industrial”, ya que ambos usos son antagónicos, no se pueden fondear las ligeras embarcaciones de recreo con los mastodontes buques de carga y descarga, además estos suelen crear con sus desagües en los fondeaderos de los yates y embarcaciones similares, manchas de aceite y otros productos que ennegrecen y ensucian el casco de estas pequeñas naves.

 Los empresarios del sector turístico no aceptan esta solución que impone puertos canarios y según el consejero Fránquis (aunque como es el sistema utilizado por los políticos actuales –con la boca pequeña- manifiesta que costas podría ampliar la concesión a CEISA casi 24 años más, y como dice Nicolás Villalobos responsable de la empresa CORDIAL), “no se puede ampliar una concesión que no existe”, si es verdad que la misma se caduco.

De momento la Consejera de Turismo del Gobierno Canario, Yaiza Castilla, no se ha pronunciado al respecto como es su deber, este litigio donde el gran perjudicado va a ser el turismo, ya que los empresarios van recurrir ante la Justicia y cuenta con el apoyo de los –ecologistas- dada que sus reivindicaciones son justas, tenemos ante nosotros un –contubernio- que va a ser largo y tedioso.

No vemos nada positivo que la cementera siga ubicada en Santa Agueda, pensamos que la llegada del turismo considerada como la industria más puntera de Canarias y la que más riqueza genera, debería recibir un “trato preferencial”, posiblemente la inutilidad de los que lideran la FEHT actualmente no están lo suficientemente capacitados, como ya ocurriera con Fernando Fraile y el actual presidente José María Mañaricua, cuya capacidad intelectual es bastante –dubitable-, hayan tenido aquel en su momento, y el actual ya citado, para liderar una institución tan compleja de la que depende la supervivencia de miles de personas.

 Recordar a los señores, Antonio Santana, Pepe Mathias y Pepe Moriana, que supieron estar a la altura de las circunstancias, representando al empresariado con total garantía (dada su constatada sabiduría y honestidad), algo que desgraciadamente ha dejado de ser una realidad actualmente, donde la irresponsabilidad de sus –actores-, y la imprudencia de los consejeros del ramo es total.

Puertos Canarios depende del Gobierno de Canarias, y debería imponer su criterio al respecto atendiendo a las demandas del empresariado turístico, pero como ya ha manifestado más de un empresario posiblemente con razón “Franquis nos ha traicionado”, y posiblemente tenga razón.

 Si el gobierno central le da a Canarias las competencias en Costas –cosa que dudo-, tendrá que pronunciarse, aunque nuestras costas lucen en la mayoría de los casos bastante deterioradas, ya que los responsables de esas áreas en la mayor parte de los ayuntamientos no han sabido defender la integridad de las mismas, en algunos casos los límites –marítimos terrestres- han sido violados, donde la aquiescencia de los ayuntamiento ha sido total, como bien ha dicho un empresario, “han destrozados las costas y ahora pretenden obtener la concesión oficial de la vigilancia y el mantenimiento de las mismas”, como diría el sabio del lugar “–a buenas horas mangas verdes-“.

 Las diferentes concejalías en los ayuntamientos costeros que tienen la responsabilidad de vigilar nuestras costas han sido los primeros en violentarlas, donde el desconocimiento de las mareas (máxima pleamar especialmente), han permitido que hayan sufrido más de un percance consistente en inundaciones imprevistas en los locales comerciales colindantes.