ESCUCHA LA ENTREVISTA REALIZADA ESTE JUEVES A MARIBEL CASTRO POR JUAN SANTANA, PULSANDO AQUÍ

Maribel no necesita una tribuna: la construye con su sola presencia. Tampoco necesita presentación: en Telde, quien no la conoce, es porque nunca ha querido saber lo que de verdad pasa. Periodista, exconcejala, jefa de prensa, vecina comprometida y altavoz de las injusticias que muchos prefieren barrer bajo la alfombra institucional, Maribel Castro es mucho más que una cronista local. Es la conciencia viva de una ciudad que lleva años clamando por dignidad, por transparencia, por verdad.

Una vocación temprana, una vida dedicada al periodismo

Todo empezó con una pregunta. Tenía apenas 14 años cuando se levantó en una conferencia del periodista José Martín Ramos y lo dejó perplejo con su lucidez. Aquella chiquilla rebelde e inquieta no sabía que acababa de abrir una puerta sin retorno: la del periodismo. Pronto entró en contacto con El Eco de Canarias, y desde entonces no ha soltado la pluma ni la mirada crítica.

Casi tres años después de su jubilación formal, sigue escribiendo como si de ello dependiera su oxígeno. Porque —como ella misma dice— informar le da vida. Y no hay más que oírla hablar o leer sus columnas para entender que no es solo pasión: es necesidad, es instinto, es justicia.

Telde: su amor, su herida, su lucha

Nació en Las Palmas de GC, pero Telde la adoptó, la forjó, la puso a prueba y la hizo suya. En esta ciudad crió a sus hijos, luchó por los vecinos, vivió en carne propia la política y también la persecución. Porque Maribel sabe lo que es denunciar y sufrir represalias. Le ganó pleitos al Ayuntamiento cuando nadie se atrevía a enfrentarse. Le plantó cara al poder sin más armas que su voz y su conciencia.

Y aún así, no guarda rencor. Guarda memoria. Y la transforma en palabra para que otros no repitan errores ni callen ante atropellos.

Tertuliando para la Resistencia: una trinchera con café

Lo que comenzó como una reunión de amigos alrededor de un cortado en San Gregorio, hoy es una especie de cabildo ciudadano. Tertuliando para la Resistencia se ha convertido en un fenómeno social, un espacio donde se analizan las miserias y las esperanzas de Telde sin filtros ni guiones. Maribel es alma y motor de ese encuentro, donde los temas que no salen en los boletines oficiales se discuten con libertad y criterio.

No es casualidad que la clase política la siga de cerca. Algunos mandan emisarios a espiar, otros leen con atención sus reflexiones. Porque saben que ahí se dicen cosas que a veces no caben en las notas de prensa, pero que pesan más que mil comunicados.

El dolor de ver retroceder a su ciudad

Lo que más le duele no es el ataque personal, ni la indiferencia de quienes ostentan el poder. Lo que le duele es ver a Telde apagada, estancada entre celebraciones huecas y propaganda sin alma. Lo que le duele son los barrios olvidados, los locales cerrados frente al mar, las promesas que se repiten sin cumplir, los sueldos públicos que se reparten sin mérito y las fotos en Instagram que pretenden sustituir la gestión.

Habla sin tapujos del alcalde Juan Antonio Peña: lo conoció bien, lo apoyó incluso, y ahora no esconde su decepción. “Un brujo de las fiestas”, lo llama, un encantador de serpientes que gasta más en voladores que en planificación urbanística. Y peor aún, un gobernante rodeado de asesores sin preparación, de concejales desconocidos y de silencios cómplices.

La esperanza: una nueva generación

En medio de tanta frustración, hay una luz que le brilla especialmente: su hijo Floro. Estudiante de Periodismo, tímido pero firme, ha elegido seguir los pasos de su madre y de su padre, a quien tanto admira. Lo hace como homenaje, pero también como declaración de principios. Y Maribel no puede evitar emocionarse. Porque sabe que el relevo está garantizado, que su voz resonará también en la siguiente generación.

Una vida sin dobleces

Maribel no ha sido denunciada jamás por falsear una información. Nunca la ha llevado a nadie al juzgado por críticas. Ha sido coherente, constante, ética. Ha estado en todos los plenos, ha fiscalizado desde su sitio, ha defendido a su ciudad incluso cuando esta parecía no defenderse a sí misma. Ha sufrido, sí, pero ha ganado algo más valioso que cualquier cargo: el respeto de los suyos.

Un legado que no termina

Cuando se le pregunta por su deseo para Telde, no pide mucho: solo alguien que la quiera, que la entienda, que sepa trabajar por ella. No busca apellidos rimbombantes ni caras bonitas. Busca compromiso. Trabajo. Valentía. Que los barrios vuelvan a tener voz. Que las injusticias no sean costumbre. Que la prensa siga libre. Y que Telde, por fin, se mire al espejo sin avergonzarse.

Maribel Castro no es solo una periodista. Es una mujer que ha hecho de la verdad su forma de estar en el mundo. Y mientras ella siga escribiendo, Telde no se rinde. Juan Santana, periodista y locutor de radio