Juan Dávila-García. Radiotelegrafista del Estado

Con este entrañable y sabio militar, quiero iniciar un trabajo citando día a día a un nuevo general de los que posiblemente –sanchinflas- intenta exhumar por haber luchado en el bando nacional junto a Franco en la Guerra Civil Española, algunos “bilaureados” como fue el caso del Teniente General José Enrique Varela Iglesias, al que le cupo el honor de liberar el Alcázar de Toledo cercado por los milicianos del Frente Popular, donde después de haber pasado mucho tiempo sufriendo el asedio de los “rojos”, muertes, hambre etcétera, el Coronel Moscardo (al que en el exterior le habían asesinado a su hijo Luis sino se rendía), se cuadro ante el general libertador como mandan las ordenanzas castrenses y le manifestó, “a sus ordenes mi general sin novedad en Alcázar”, cuando el mismo se encontraba casi destruido e infinidad de cadáveres hacinados y esparcidos en su interior, esta frase y la forma tan patriótica de darles las novedad al General Varela pronunciada por el Coronel Moscardo con el corazón roto por el asesinato de su hijo esta escrita en la Historia de España con letras de -sangre y oro. 

Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (1876-1951), fue un militar español, cadete en la Academia de Caballería, participó en la Guerra de Cuba, ascendido a General en 1923 por méritos de guerra, la mayor parte obtenidos en las perennes guerras de África en los enfrentamientos con los rifeños. En un principios simpatiza con el Directorio de Primo Rivera para volverse más tarde en contra de ella y del “dictador”.

En el año 1930 junto con el Comandante Ramón Franco Bahamonde y un numeroso grupo de civiles intentó hacerse con el control del aeródromo de Cuatro Vientos que no consiguió, solo pudo controlar la estación de radio desde donde pronunció una de sus famosas arengas anunciando que en toda España se había instaurado nuevamente la República, este fallido acto de rebelión lo obligó a exiliarse a Francia, donde entabló una buena relación con Indalecio Prieto y Marcelino Domingo y otros exiliados españoles.

Acabó de leer un artículo en –libertaddigital- realizado por Pedro Fernández Barbadillo titulado, “¿Con que Queipo de Llano quedamos con el del 31 o el del 36?”, parece ser que no hay una unidad real entre los que quieren desenterrarlo, algo que me parece lógico, ya que este militar –que se sepa no cometió ninguna atrocidad de las ficticias que le achacan a Franco y a todos sus colaboradores en el Alzamiento Militar que derivó en una Guerra Civil, donde hubieron un millón de muertos según se puede leer en el libro que escribió, José  María Gironella titulado así.

En una encuesta realizada por un periódico de Sevilla  relacionado con existencia del General Queipo de Llano, un 98% contesto que no sabían quien había sido ese señor, y otros contestaron que había sido un militar español de la época de Franco, y pregunto yo ¿Sánchez y sus esbirros qué delitos le achacan a tan insigne personaje, que lo único que hizo siempre fue defender a España, en la “razias” de los rifeños en el protectorado español del norte de África, en la Guerra Civil, donde destacó por ocupar Sevilla con un solo camión cargado de tropas regulares y sus –arengas patrióticas desde Radio Sevilla?-.

Siempre se ha dicho que su ideología política era “republicana” algo que demostró en más de una ocasión, por lo que le fue negado el ascenso a General de División. Con el advenimiento de la Segunda República, y para que hiciera cargo de la Capitanía General de Madrid el gobierno republicano le concedió ese ascenso que le había sido denegado, como tal desempeñó altos y diferentes cargos, como el de Jefe del Cuarto Militar del Presidente de la República que ostentó hasta el año 1933, aunque finalmente se vio abandonado por el gobierno que le concedió el mando del Cuerpo de Carabineros cuyo valor castrense no tenía ninguna relevancia.

En el mes de abril de 1936 se reunió en Pamplona con el General Emilio Mola, y en una posterior entrevista se comprometió plenamente en el alzamiento militar contra la República al aceptar sublevar la VII División Orgánica que residía en Valladolid, más tarde sustituida por la de Sevilla, al ser sustituido por en General Saliquet en la primera.

Cuando se enteró en las primeras horas del 18 de julio de 1936 de la rebelión de las tropas destinadas en África residiendo el Huelva, se dirigió rápidamente a Sevilla, deteniendo al General José Fernández Villa-Abrilla, jefe de la II División Orgánica, que se negaba a participar en la rebelión, proclamando el estado de guerra, deteniendo al gobernador civil de la provincia y al resto de las autoridades.

La ocupación de Sevilla capital de Andalucía convirtió a esta provincia en una de las bases logísticas de la España Alzada, se autoproclamó Jefe del Ejército del Sur, y sus arengas desde Radio Sevilla, -en algunos casos sin ajustarse a la realidad-, propició que el Ejercito Nacional ganara muchas -batallas al ejército rojo-.

Las –charlas- del General Queipo de Llano desde Radio Sevilla fue un extraordinario complemento para que el Ejército Nacional sabiamente dirigido por el General Franco consiguiera derrotar al socialcomunismo que formaban el Frente Popular, y trajera a España unos aires nuevos de paz y prosperidad.

En el año 1937 fue nombrado Consejero Nacional de Falange Española y de las JONS, al igual que la mayoría de los generales del ejército nacional. Terminada la guerra Queipo de Llano y Franco acrecentaron su enfrentamiento “haciéndose insalvable”, y los incidentes entre ambos adquirieron un gran notoriedad, siendo destituido como Capitán General de Andalucía y destinado a Burgos, y poco tiempo después fue a Italia al frente de una misión militar. 

En 1942 regresó a España y pasó a la reserva  residiendo en Sevilla. En 1944 Franco le impuso la Cruz Laureada de San Fernando en un acto oficial celebrado  en la plaza de España de Sevilla, en 1950 el Generalísimo le concedió el título de Marqués de Queipo de Llano.

La exhumación del Teniente General Gonzalo Queipo de Llano, es el inicio de una nueva y tortuosa singladura de Pedro Sánchez, dedicándose a exhumar a todos los generales que colaboraron en el Alzamiento, si es así supongo que los militares tendrán algo decir, y no permitir -tremenda cacicada-, oponiéndose con todos los medios a su alcance que son muchos, acabando con el ignominioso y traidor comportamiento de este “aberrante sujeto”, al que considero el enemigo número uno de nuestra querida España.