Esta claro que Peña tiene serias dificultades para mantener un mínimo de estilo, y podría suplirlo (porque el estilo no se compra), con principios y convicciones fácilmente reconocibles por todos. Eso que solemos llamar valores y que el Alcalde de Telde dejó ayer muy claro cuales son los suyos

El estilo es importante en todos los órdenes de la vida, en sus aspectos más minúsculos y en las cosas importantes. Por lo tanto, también lo es en la política; aunque en los dos años de mandato del alcalde Juan A. Peña, el estilo en esta ciudad esté a la altura del betún.

Los términos de la nota de prensa filtrada ayer desde la Alcaldía a la web pagada por Gestel -o sea con dinero de todos los ciudadanos de Telde- sobre el cese del jefe del Gabinete de Alcaldía, está hecha con maldad, ha sido insultante ruín, con todo el deseo de hacer daño a alguien que cómo Ángel García es un profesional impoluto que no se merecía esos términos.

Cuando Juan Antonio Peña apostilla lo de “pérdida de confianza”, lo hace para hacer daño a alguien que se ha comportado con el de una manera intachable y ha sido un amigo leal y no se merecía estos términos.

Esta claro que Peña tiene serias dificultades para mantener un mínimo de estilo, y podría suplirlo (porque el estilo no se compra), con principios y convicciones fácilmente reconocibles por todos. Eso que solemos llamar valores y que el Alcalde de Telde dejó ayer muy claro cuales son los suyos.

Por si aún me quedaba algún rescoldo de duda de como se las gasta Peña Medina, ayer se me disiparon todas, es obvio que este alcalde no acredita las virtudes públicas  que debe poseer cualquier buen gobernante. La seriedad no es su fuerte y la prudencia menos. Un desagradecido que tiene pronto olvido para el bien que le hacen, un pequeño dictador que quiere tener sometidos y sojuzgados a todos a su alrededor.

Dieciséis meses ha estado García al frente del Gabinete de Alcaldía, que han sido un verdadero suplicio para el, donde ha tenido que lidiar con todo tipo de despropósitos y por lealtad institucional mantener la boca cerrada. Sabíamos hace tiempo que se quería marchar de Telde, no estaba a gusto ni podía desarrollar su trabajo como el sabía y quería.

Quiero desearle a Ángel García, con quien trabajé en el Ayuntamiento de Telde, toda la suerte del mundo, y la va a tener porque es un magnífico profesional, un gran tipo del que me precio en ser amiga. Maribel Castro