Juan Dávila-García. Radiotelegrafista del Estado

Hay muchas formas de ejercer como un “verdadero mafioso” y ser adjetivado así, además de “cínico y cretino”, al que algunos periodistas también le citan como “chulo”, estas son las definiciones propias al hablar de Pedro Sánchez, que acrecienta ese comportamiento “vil, ruin e infame” contra la Asociación Victima del Terrorismo (AVT), Colectivo de Victimas del Terrorismo (Covite) y Dignidad y Justicia (DyJ), invitándolas una vez más al homenaje que tendrá lugar en el Parlamento el próximo día 27 Dios mediante, que se viene celebrando desde el año 2010 siendo consciente que estas instituciones no van asistir, ya que no es normal que los asesinos bilduetarras y las familias de quienes fueron sus victimas compartan un mismo lugar, aunque ese sea la sede de la soberanía del pueblo español.

Estos grupos de “damnificados deberían unirse y el día citado plantarse delante del Palacio de la Carrera de San Jerónimo, y gritar bien fuerte JUSTICIA amargándole así la fiesta a Sánchez y sus acólitos bilduetarras y batasunos”.

Desde mi punto de vista “este acto es más una exaltación a los asesinos que un homenaje a las víctimas”, pero la insensatez de Sánchez y su ministro del Interior Marlaska están tan más comprometidos con Otegui y su gente a las cuales le dan alas para que sigan “rumiando” ese odio propio de seres de su calaña, acercándolos a las prisiones vascas y navarras donde gozan de una serie de privilegios impropios de quienes han ejercido como criminales durante toda su vida.

La señora Bartet tendrá preparado su discurso exonerando a tanto asesino y olvidándose que el evento es en homenaje a las victimas del terrorismo, que a fin de cuentas no lo aceptan como tal, ya que en su contenido y sentados en el hemiciclo figuran más de uno de los herederos de la banda criminal que tanto daños les hizo asesinando a sus seres queridos.

Todavía hay más de 360 asesinatos sin resolverse, y el gobierno en vez de involucrarse con el objeto de aclarar estos enigmas se dedica a complacer las peticiones procedentes de quienes jamás condenaron los mismos y siguen viviendo como si no hubiera pasado nada.

Guardias civiles, policías, militares, jueces, políticos, personas que no compartían la forma de actuar del estos asesinos, fueron asesinados impunemente, algunos torturados antes de pegarle el –tiro en la nunca-, otros encerrados en unos habitáculos de mínimas dimensiones llamados “zulos” como ocurrió con Ortega Lara sepultado en vida durante 542 días. 

Los españoles de bien no podemos olvidar cuanto ocurrió en aquellos aciagos años, incluso se comentó que Rodríguez Zapatero-? aviso telefónicamente a unos etarras que estaban reunidos en un bar de que la Guardia Civil iba a detenerlos, abortando así posiblemente la detención de un buen número de los miembros de la cúpula etarra.

El 11 de diciembre de 1987, la banda terrorista perpetró uno de atentados más sangrientos de cuantos habían realizado, ocurrió en Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza donde mediante la utilización de un coche con 250 kilogramos de amonal, produjo una matanza de 11 muertos (entre ellas 5 niñas), y 88 heridos de diferente consideración en su mayoría civiles.

La ETA se impuso seguir matando sin tener en cuenta las semblanza de las personas a ejecutar, extralimitándose al asesinar a fiscales, jueces y magistrados, así inició una nueva etapa de terror con: Carmen Tagles ( fiscal de la Audiencia Nacional), Luis Portero (Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla), Francisco Tomás y Valiente (Presidente del Tribunal Constitucional), Javier Jáuregui (Juez de Paz de Lemona), José Francisco Mateu Canóvas (Magistrado del Tribunal Supremo), Fernando Mateo Lagel (Presidente de la Audiencia Nacional), Rafael Martínez Emperador (Magistrado del Tribunal Supremo), Jesús Escudero García (Escolta). Todos ellos recibieron los merecidos homenajes propuestos por el Consejo General del Poder Judicial, y que se celebraron en la sede del Tribunal Supremo.

 Y en esa espiral de violencia donde la sangra corría a borbotones, se pusieron como meta asesinar a los miembros del PSOE y de la UGT: Germán González López, Enrique Casas Vila, Vicente Gargate Martín (Policía Local de Rentería), Fernando Múgica Herzog (abogado hermano del ex ministro Enrique Múgica), Fernando Buesa Blanco, Juan Mauri Jáuregui, Ernest Lluch Martín, Froilán Elespe Inciarte, Juan Priede Pérez, Joseba Pagazaurtundua, Isaías Carrasco. etcétera, a los miembros de Partido Popular, Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordoñez.

  “-Parece ser que el Partido Socialista se acuerda más de sus amigos de Bildu, que de los miembros del PSOE compañeros asesinados por la Banda Terrorista, el terror que se vivía en aquellos años era como una losa, incluso se podía comparar en algunos casos a la espada de Damocles, ya que se desconocía quien sería la próxima victima a ejecutar, la Benemérita sufrió en sus carnes el mayor “holocausto” de su historia, muchos fueron sus miembros vilmente asesinados, sin embargo estos “hipócritas” intentan amargarle la existencia a tan Gloriosa Institución, donde un ministro inadecuado e involucrado en otros “ímprobas aficiones” no quiere reconocer el valor de nuestra admirada Guardia Civil.

 Sánchez  de “gala a la galería no le da importancia a la debacle sufrida en las elecciones andaluzas”, empleando términos absurdos e irracionales, “que son -votos prestados- al PP”, y otra sarta de tonterías que no le valen para justificarse ante los barones, tan –tremenda- derrota podría significar que Sánchez está políticamente herido de muerte, y que lo de Andalucía sea como un –epitafio o se quiere un epílogo a su nauseabunda carrera política, donde ahora con mayor razón el pueblo se va –pitorrear- aún más de su persona, donde siguen estado latente el chantaje a que está siendo sometido por Marruecos, donde el rey alauita Mohamed VI está jugando con Sánchez al –gato y al ratón-, que sabe Dios cómo va acabar este juego y las repercusiones que pueda tener en “cuantos aquí habitamos”, donde la iniquidad de este sujeto alcanza cotas inimaginables, haciéndose preciso  acabar con ella cuanto antes mejor.