El pregón con el que da comienzo las fiestas tendrá lugar el sábado 26 de agosto

El alcalde de La Aldea de San Nicolás, Víctor Hernández, ha propuesto este martes en el pleno ordinario nombrar a María Eugenia Bello Betancort como pregonera de las fiestas patronales en honor a San Nicolás de Tolentino 2023. La propuesta fue aprobada por unanimidad por todos los partidos que conforman el plenario de la corporación municipal, quiénes resaltaron la importante labor social y educativa que la pregonera ha llevado a cabo durante 30 años en el municipio.

Hernández ha destacado el enorme trabajo que ha realizado María Eugenia Bello y su gran vinculación con el municipio de La Aldea de San Nicolás, al que llegó en 1.993 para trabajar primero en el Instituto de Formación Profesional, luego en el Instituto de Bachillerato de La Palmilla, y finalmente y hasta su jubilación, en el IES La Aldea.

“En su trayectoria como docente dejó una huella muy grande en toda la comunidad educativa aldeana, y se involucró además en proyectos y actividades extraescolares en las que trabajó aspectos tan importantes como la tolerancia, la interculturalidad, la protección del medioambiente, el fomento de la lectura, o la educación sexual, entre otros”, ha explicado el alcalde.

Y ha añadido que “María Eugenia ha logrado aquello que pretendía, que es inculcar a su alumnado valores, con la única finalidad de que además de cultos fueran buenas personas, tolerantes y solidarios”.

Por otra parte, Hernández ha recordado que “los lazos de la pregonera con el municipio en estos 30 años se han extendido hasta la actualidad, ya que es aquí dónde ha formado a su familia y dónde quiere vivir esta nueva etapa como jubilada”.

“Es por todos estos motivos por los que creemos desde el Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás que María Eugenia es merecedora sin ningún tipo de dudas de ser la pregonera de las fiestas patronales de 2023”, ha concluido el regidor.

Semblanza de la pregonera de La Aldea de San Nicolás 2023

María Eugenia Bello Betancort nació en Caracas en 1.961. Hija de dos canarios exiliados, Antonio y Rafaela, que emigraron a Venezuela en busca de un futuro mejor, ya que en Canarias en los años 50 la pobreza era bastante generalizada. Allí nacieron María Eugenia y su hermano Alberto.

Al volver de Venezuela (donde los trataron muy bien, pero echaban mucho de menos a la familia) vivieron en Tenerife, en una barriada obrera a las afueras de Santa Cruz. Era una familia muy humilde que se dedicaba a la encuadernación de libros. En ese ambiente, Eugenia se crió aprendiendo la profesión de encuadernadora y rodeada de libros.

Gracias a esos libros desde niña sintió pasión por la lectura y por la Historia, pero sobre todo por la Historia del Arte. Tuvo claro desde muy pequeña lo que quería estudiar. Pudo hacerlo gracias a becas y a combinar el estudio con todo tipo de trabajos (atendiendo un bar, limpiando, encuadernando libros, dando clase particulares, trabajando en una guardería).

En la Universidad de La Laguna se licenció en Geografía e Historia, especializándose en Historia del Arte.

A los 27 años comienza a dar clases. Trabajó en varios centros de Tenerife y Lanzarote antes de llegar a La Aldea de San Nicolás en el año 1.993 para trabajar en el Instituto de Formación Profesional (FP). Posteriormente, hizo lo propio en el Instituto de Bachillerato de La Palmilla, y finalmente y hasta su jubilación (después de la fusión del centro de la Palmilla con el de Los Cardones) en el IES San Nicolás.

Desde el principio se implicó en diversos proyectos educativos y formó parte durante muchos años de varios equipos directivos como Jefa de Estudios y Vicedirectora.

Pero sin duda lo que más alegría le proporcionó fue el día a día en el aula y los proyectos y actividades extraescolares en los que siempre estuvo implicada. Proyectos de Interculturalidad, de Medio Ambiente, Lectura y Biblioteca, o Educación sexual, entre otros, con los que pretendía que el alumnado aldeano no sólo aprendiera con los libros, sino que también se formasen como personas. En este sentido, soñó siempre con que sus estudiantes fueran cultos, pero además buenas personas, tolerantes y solidarios.

Asimismo, su gran pasión por los viajes la transmitió a su alumnado, empapándolos de cultura, historia, geografía y sobre todo de tolerancia con la diversidad de culturas, religiones, razas y diversidad sexual.

Formó parte de un grupo de profesores y profesoras que con sus proyectos y actividades han luchado por la calidad educativa en La Aldea de San Nicolás, tanto  que han sido reconocidos a nivel regional y estatal con numerosos premios.