Le cedieron el local, sin autorización de la Junta de Gobierno, sin expediente y sin informes técnicos. Le pusieron las llaves en las manos y vendieron su “falsa solidaridad”. Un intento fallido, un golpe de efecto que se le viró en contra. Héctor Suárez, crónica de una muerte anunciada

El cocinero solidario, Jazael Quevedo, herramienta política utilizada durante tres años para retratarse junto a él y vender falsa solidaridad. Así ha sido el andar de este vecino de El Calero en Telde. Saltó a la popularidad gracias a las redes, a los WhatsApp y a las conversaciones de la calle. De un fracaso, su pérdida laboral, a un acierto; ayudar a los demás. Empezó sin quererlo y terminó siendo querido. Cuando ya su fama era imparable, se acercaron a él los medios de comunicación, y por supuesto, el político interesado de turno. En Telde, en la alcaldía entonces; Héctor Suárez. 

Le llamó sin que nadie se lo pidiera. Salió en la Televisión Canaria junto a Jazael y le cedió un local social sin autorización ni permiso de nadie. Así funcionó el alcalde entonces, así funciona Héctor Suárez. Al frente de Patrimonio Municipal, su compañera de partido, Lidia Mejías. Le cedieron el local, sin autorización de la Junta de Gobierno, sin expediente y sin informes técnicos. Le pusieron las llaves en las manos y vendieron su “falsa solidaridad”. Un intento fallido, un golpe de efecto que se le viró en contra. Héctor Suárez, crónica de una muerte anunciada. 

El cocinero, Jazael Quevedo, dio un paso más. O más bien dos. Uno en la política, incorporándose a un partido local, y otro proclamándose presidente de la asociación de vecinos de El Calero Alto, Nuevas Bases. Todo ello, con un grave error, vendió todo en los medios de comunicación. Luego se quedó sin nada. Sin sus fogones solidarios, sin local y sin colectivo. 

Tras publicar su presidencia del colectivo, le cambiaron las cerraduras. Se quedó en la calle y con los alimentos en el interior. Denunció los hechos en el Ayuntamiento y abrió la caja de Pandora. En el interior del local existía actividades con ánimo de lucro que Quevedo denunció y le pasaron factura. Un negocio montado con la complicidad de los que mandan. Maquinaria trasladada de otros lares, más bien públicos que privados. Sobres electorales y alguna intención de pucherazo. Almacén político de cierto partido. 

Héctor Suárez ya no es alcalde. Por la gracia de Carmen Hernández, su compañera y cómplice. Nueva Canarias y Coalición Canaria. Unidos en matrimonio electoral. Pero ahora es el responsable de Patrimonio, o lo que es lo mismo, responsable del local social de Nuevas Bases de El Calero. Tiene conocimiento de lo que sucede pero no actúa. Un expediente parado. Sin intención. Mientras; saqueos en el local, intentos de entrada a la instalación, mentiras y bulos. Todo sirve. 

A Héctor Suárez no le interesa actuar. El sabe los motivos “presidenciales”. El Calero es su fuerte, eso quiere él, pero es mentira, es su debilidad, y es que el barrio que pretende hacer suyo (electoralmente) se le ha virado. Ha dejado al cocinero solidario tirado, sin respuesta y eso los vecinos no lo olvidan. Familias necesitadas sin comida, sin aliento y sin ayudas. Eso no se olvida. No resuelve el problema, no le interesa. 

Jazael Quevedo le ha dado el jaque al rey o a la reina. Le tiene preparada una buena, un golpe inesperado, en lo político, que Héctor Suárez no se espera. Guarda información Jazael. Algo ha encontrado, o eso parece. El concejal de Coalición Canaria ha mentido a mucha gente. Y esa gente se ha unido o parte de ella. Quevedo no está solo. Ahora, maneja el tablero. El baile de máscaras ha comenzado.ondaguanche.com