Los continuos actos incívicos han llevado a Servicios Públicos de Santa Cruz a pedir a la justicia vigilancia permanente para imponer las sanciones oportunas

El área de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que dirige Carlos Tarife, afirma que las continuas reparaciones del Reloj de Flores del parque García Sanabria, a consecuencia de los actos vandálicos que se producen sobre el mismo, le suponen al Consistorio un gasto anual de entre 3.500 y 5.000 euros, según se desprende de un informe de la empresa que se encarga de su mantenimiento, que afirma que el importe de cada reparación puede variar entre los 265 y los 530 euros, dependiendo del tiempo que lleve cada una de ellas.

El alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, concreta que “los actos vandálicos que se producen en el municipio, y especialmente en esculturas, mobiliario y patrimonio histórico, suponen un continuo desembolso del dinero de las arcas municipales, que a fin de cuentas, es dinero aportado por todos y cada uno de los vecinos y vecinas de este municipio” y recuerda que “existe una ordenanza municipal que prevé sanciones para una minoría que no respeta lo que es de todos los ciudadanos, por lo que se sitúan en el otro lado de quienes sí respetan y mantienen con su civismo la Santa Cruz que todos y todas queremos”.

Ante esta situación, el concejal de Servicios Públicos, Carlos Tarife, ha anunciado que pedirá al Tribunal Superior de Justicia de Canarias que “instale cámaras de vigilancia en la zona para identificar a aquellos que manipulan las aspas del reloj y poder imponer las sanciones oportunas y que están contempladas en las ordenanzas”, por lo que el edil comenta que “este tipo de actos se producen entre 8 y 10 veces al año, por lo que se estudia la posibilidad de colocar cartelería específica que sirva para dar a conocer la importancia cultural e histórica de este reloj tan emblemático”.

El Reloj de Flores dispone de un sistema antivandálico para evitar la rotura de la maquinaria interna, pero si se manipulan las agujas y se fuerzan para sacarlas de su posición, se quedan sueltas del engranaje. Y cuando esto ocurre, se necesita un trabajo de comprobación y puesta en hora, que solo puede llevarlo a cabo personal especializado.

En cada reparación se retiran las plantas para hacer un pasillo que permita el paso del personal, por lo que es preciso desmontar el reloj para comprobar y reparar los daños y, posteriormente, se monta el reloj y se pone en hora.