La desafección ciudadana respecto a la política se genera así. Es decepcionante ver a una persona joven como Peña someter a ‘señalamientos nazis’ a un adversario político que hasta ayer era socio de gobierno (los señalamientos eran habituales en las dictaduras, especialmente en el nazismo, el fascismo y el franquismo, era una manera de “marcar” a una persona y convertirla en objetivo, especialmente para los radicales). Aprovecho para expresar mi total repulsa por el señalamiento a personas de cualquier condición por su ideología

Vivimos tiempos de agitación política en todo el territorio nacional y Telde, aunque algunas fuerzas políticas quieran convencernos de lo contrario, no es una excepción. El cambio reciente de gobierno el pasado mes de junio solo trajo cambios coyunturales, no estructurales. Distintos colores, pero el mismo sectarismo. Diferentes adversarios, pero idéntico odio que sigue destruyendo los sistemas de convivencia pública y libertades más elementales de cualquier democracia que se precie.

El ‘affaire Héctor Suárez’ (CC) y cómo lo ha manejado el alcalde Juan Antonio Peña (Ciuca), genera sospechas sobre el interés de someter toda forma de pensamiento político en una sola dirección, motivado además por la animadversión de sus voceros y el adoctrinamiento político pretendido de la opinión pública.

Peña se equivoca en las formas, y hasta donde sé, también en el fondo. Telde no es una facultad de Ciencias Políticas con la que experimentar destrozando la convivencia y paz social con decisiones unilaterales y poco democráticas.  Con la supuesta documentación ingente de presuntos delitos cometidos por Suárez ¿Irá a los Juzgados? Porque solo la vía penal respaldaría sus escandalosos argumentos.

La desafección ciudadana respecto a la política se genera así. Es decepcionante ver a una persona joven como Peña someter a ‘señalamientos nazis’ a un adversario político que hasta ayer era socio de gobierno (los señalamientos eran habituales en las dictaduras, especialmente en el nazismo, el fascismo y el franquismo, era una manera de “marcar” a una persona y convertirla en objetivo, especialmente para los radicales). Aprovecho para expresar mi total repulsa por el señalamiento a personas de cualquier condición por su ideología.

Héctor, que lleva más de 16 años en puestos de máxima responsabilidad en la administración pública asumiendo entre otros cargos, el de concejal, director general del Gobierno de Canarias y alcalde de Telde, merece respeto y credibilidad. Podrá gustar más o menos, pero demonizarlo de la noche a la mañana es poco creíble, sobre todo, cuando hace cuarenta días lo considerabas un socio ideal para formar gobierno. Tanto, que preferiste pactar con él (viniendo del mandato de NC y Carmen Hernández), que apostar por un gobierno nuevo y de regeneración que pasaba por incluir al PSOE de Alejandro Ramos. De aquellos polvos vienen estos lodos…

Llegados a este punto, debemos dar el mismo porcentaje de credibilidad a la versión del ‘damnificado’ Héctor Suárez, que denuncia un complot creado a su alrededor para cambiar la noble actividad política como gestión de lo público, por oscuros intereses privados corruptos parapetados en formaciones cuasi políticas que ondean la bandera del cambio, sin hoja de ruta, ni liderazgo ideológico, corriendo el peligro de resultar populistas y demagógicas tras ilusionar vanamente al electorado. El caldo de cultivo de la fractura social está servido. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas, nos volvemos a encontrar con un escenario que ya teníamos a comienzos de siglo en Telde. Recuperamos la gerontopolítica, no hemos aprendido nada. El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.

Decisiones basadas en conjeturas sin acciones judiciales, adoptadas unilateralmente sin reunir a la mesa del pacto, con despojo de concejalías ‘golosas’ que cambian de manos «porque sí» apoyándose en un concejal que hasta ayer no trabajaba que está a las puertas del transfuguismo (por enésima vez en su trayectoria política) y un secretario insular de CC que quiere descabezar a Héctor en Telde por mero celo político, parecen argumentos para menores de edad.

No existe salvadores de la patria o profetas políticos que solo enfervorecen a las masas desencantadas con pan y circo. Hechos, no palabras. Papelón también el del PP del flamante senador Sergio Ramos, relegado a un rol secundario en el orden social y político de la ciudad; Madrid es muy bonito y el ‘Real’ va muy bien, pero lo de Telde no se puede entender. Del otro socio de gobierno, por ‘indigno’, mejor ni hablar…

Florentino López Castro, posee estudios de periodismo por la Universidad Internacional Isabel I de Castilla y es director de ONDA GUANCHE