El portavoz socialista quiso poner como ejemplo de la «parálisis» la devolución de 270.000 euros para políticas de igualdad, «donde las principales afectadas son las mujeres víctimas de violencia de género», pero también habló de la presentación de «un reglamento para el Mercado Municipal sin participación» en el que se abre la posibilidad de la gestión indirecta, o de la cesión irregular de un espacio público para la celebración de la Managers League

Este martes 21 de mayo, sentó un antes y un después en el papel que está llamado a desempeñar la oposición en la ciudad de Telde. Alejandro Ramos (PSOE), Celeste López (NC) y Héctor Suárez, grupo municipal de CC en el Ayuntamiento de Telde, evidenciaron la parálisis administrativa y el oscurantismo que vive nuestra ciudad, no solo por los miembros del grupo de gobierno sino por personas que sin ser cargos electos son los que manejan el cotarro.

Ramos, que aludió a las contradicciones entre áreas, asevera que el gobierno de Telde no cuenta con un programa de gobierno y que «la ciudadanía votó engañada y se ha demostrado que, casi un año después, muchísimas las promesas electorales eran imposibles, ya lo decíamos en campaña, como la recuperación de Valora o apertura del polideportivo Paco Artiles y del Mercado Municipal de forma inmediata». Ahora, «la ciudadanía lo que tiene que hacer es analizar y, sobre todo, exigir a este grupo de gobierno transparencia, trabajo, rigor y la gestión de lo público».

El portavoz socialista quiso poner como ejemplo de la «parálisis» la devolución de 270.000 euros para políticas de igualdad, «donde las principales afectadas son las mujeres víctimas de violencia de género», pero también habló de la presentación de «un reglamento para el Mercado Municipal sin participación» en el que se abre la posibilidad de la gestión indirecta, o de la cesión irregular de un espacio público para la celebración de la Managers League.

Asimismo, tachó a Gestel de ser «un pequeño ayuntamiento» mientras hay «otro del que no reciben absolutamente nada los ciudadanos», sino que «prima el gasto en eventos que, es necesario, que una ciudad que también necesita eventos de gran altura, pero que se esconde también muchísimas facturas sin control que denotan que es más cómodo hacerlo con una empresa pública y beneficiar a determinados amigos que la gestión de rigor público en esta ciudad».