Florentino López Castro, estudia periodismo en la Universidad Internacional Isabel I de Castilla y es director de ONDA GUANCHE

Hay fechas marcadas a fuego en la vida de todas las personas. En Telde, el 25 de mayo de 2003, supuso el fin a 20 años de gobiernos de Paco Santiago y sus diferentes marcas políticas. El Partido Popular (PP) y la coalición electoral formada por las plataformas vecinales Agrupación Federal de Vecinos (AFV) y Ciudadanos para el Cambio (Ciuca), sellaron un gobierno de liberación. Fue la consecuencia de un movimiento cívico espontáneo surgido tras años de totalitarismo de Aureliano Santiago y sus poderes fácticos en la ciudad.

La sociedad teldense vivía secuestrada entre el miedo y la coacción que ejercía la marca que ostentaba Santiago, Coalición Canaria (hoy Nueva Canarias). La irrupción en el panorama político de un entonces desconocido Guillermo Reyes (Ciuca), y una emisora reivindicativa como Radio Aventura, propició un torrente de manifestaciones espontáneas como expresión de libertad que supusieron un punto de inflexión en la percepción que los ciudadanos tenían de la actitud de aquellos políticos, mostrando un rechazo tajante desde aquel momento a los mismos.

Cubrieron un hueco imprescindible en Telde ante el sectarismo y el terror implantado durante 20 años por los nacionalistas que hoy se llaman Nueva Canarias y tienen a Carmen Hernández como referente. Una bocanada de aire fresco que dotó de transparencia la gestión pública del Ayuntamiento y recuperó la democracia en sus órganos de gobierno. Pero las mafias políticas tienen raíces profundas, tanto, que fueron capaces de urdir un caso como el Faycán en connivencia con ministros, jueces, policías y periodistas, para derrocar aquel gobierno legítimo brotado de la voluntad popular en las urnas. Nos vendieron una mentira que se reflejó con la sentencia absolutoria de los políticos implicados en aquella patraña, pero el daño ya estaba hecho.

Hoy, 20 años después, en Telde se vive una situación muy similar a la de entonces. Llegamos a la cita electoral de mayo de 2023 tras 8 años de gobiernos absolutistas de Nueva Canarias y sus colaboradores necesarios. Hay miedo en la sociedad, persecuciones políticas, extorsiones empresariales, denuncias judiciales a los pocos medios libres que quedan en la ciudad… Los poderes fácticos nacidos de las cloacas de estos gobiernos vuelven a campar a sus anchas beneficiándose de favores y prebendas de una clase política decadente que tiene en Carmen Hernández, a su mayor exponente de deslealtad y soberbia gobernando desde Tenerife su ciudad.

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Hay una oportunidad histórica en muy pocos meses para recuperar la prosperidad, la libertad, el respeto, el sentido común y las ganas de trabajar para todos. Juan Antonio Peña y Ciuca tienen la responsabilidad de volver a liderar el cambio real, de recuperar el espíritu de 2003 y la ilusión que ya imprimieron entonces.