Es función y obligación de la oposición controlar al gobierno de turno y denunciar todas las irregularidades que cometa, explícitas o implícitas

El Gobierno de Telde (Ciuca, PP, Más por Telde y Juan Martel), es malo, pero la oposición es inexistente. Los grupos de la oposición que tienen concejales liberados y asesores en nómina de nuestros impuestos están más preocupados por sus sueldos mensuales con sus correspondientes pagas extras, que en fiscalizar la labor del cuatripartito recauchutado que nos toca sufrir.

Han ocurrido en menos de cinco meses, dos temas de indudable envergadura, sin que hasta ahora los miembros de la oposición teldense hayan dicho esta boca es mía. Por un lado el cese unilateral de Héctor Suárez, hecho de una forma chapucera y por otro la denuncia de la dedicación exclusiva de Auri Saavedra, la asesora de Más por Telde, hecha por unos ciudadanos a la que el alcalde Juan A. Peña, ha dado la callada por respuesta.

Aquí está la oposición conformada por el PSOE, Nueva Canarias y Vox, que ni están ni se les espera, sin que despierten de su letargo, olvidando que su labor es fiscalizar la labor del gobierno y no dedicarse a la auto complacencia.

Tengamos en cuenta que no son los jueces ni los fiscales los que están día a día de lo que ocurre en el ayuntamiento, sino la oposición, una permanente sombra que representa a una población que no por haber perdido, pierde funciones, sino que gana la oportunidad de garantizar el cumplimiento y la diligencia del trabajo del gobierno.

Es función y obligación de la oposición controlar al gobierno de turno y denunciar todas las irregularidades que cometa, explícitas o implícitas. Maribel Castro; directora de canariasinformativa.com