No es entendible que el alcalde siga asumiendo un desgaste público y notorio por una situación que indigna a la ciudadanía

Juan Antonio Peña es alcalde de Telde. Cuando pase la resaca del champagne llegará la realidad; una ciudad rota, desvertebrada y dividida. La responsabilidad ahora es suya, su aplastante victoria electoral ha mandado a tanta gente al paro como la que ha sacado de allí. Lamentablemente las instituciones públicas siguen siendo una agencia de colocación de empleo y Telde no es una excepción.

Peña es el objetivo número uno. Que no pierda el sueño por ello, pero que cuando duerma, lo haga siempre con un ojo abierto. Los artificieros de su gobierno tendrán que desactivar bombas por todos lados, algunas evidentes, otras ocultas y más difíciles de detectar. A favor tiene su carácter afable, gran capacidad de trabajo, experiencia y formación. La incógnita por despejar será conocer cómo se desenvuelve bajo presión el bisoño equipo de concejales que le acompaña en tan exigente empresa.

De momento se empeña en no dar ni él, ni ninguno de sus socios de gobierno, explicación alguna a la controvertida situación del edil Juan Martel, representante de Coalición de Centro Democrático (CCD) y miembro del grupo municipal de CC, que se ha quedado sin delegaciones en el reparto de áreas de gobierno decretado por el alcalde. Martel tiene dedicación exclusiva cobrando un sueldo de más de 52.000 euros al año sin tener ninguna responsabilidad municipal. Dicho de otra manera, recibe una asignación mensual por acudir una vez al mes al pleno para levantar la mano según convenga a la alcaldía.

No es entendible que el alcalde siga asumiendo un desgaste público y notorio por una situación que indigna a la ciudadanía. Las redes sociales son fiel reflejo del malestar existente y el PSOE de Alejandro Ramos ha sabido sacar rédito a todo este maremágnum como líder de la oposición. ¿Tan difícil es ofrecer una explicación? ¿Sergio Ramos (PP) seguirá poniéndose de perfil mucho tiempo más? De los otros socios nada podemos esperar. Héctor Suárez está en el ‘corredor de la muerte’ de su propio partido (CC) y en el grupo de gobierno las cosas no parecen irle mejor ya que la rumorología lo coloca más fuera que dentro del mismo. Por otra parte Juan Francisco Artiles (MxT) está más preocupado en hacerle oposición desde el gobierno al PSOE que en exigir rigor a su alcalde por el ‘pelotazo’ de Martel.

Los medios polarizados de la ciudad callan ante el escándalo. Unos no quieren hablar y otros no pueden. Martel ha dado de comer mucho tiempo a unos y otros están obligados a ocultar porque ahora este es “su gobierno” y no se puede criticar. El silencio administrativo no es una buena opción para un alcalde que llegó bajo el lema de «la verdad por delante». Si esta situación se diera con Nueva Canarias en el gobierno estaría ardiendo media ciudad…

Florentino López Castro, formado en periodismo en la Universidad Internacional Isabel I de Castilla y director de ONDA GUANCHE